Bajo el peso y la persecución de la dictadura franquista, una familia se ve forzada a huir de su amada Cataluña, último bastión republicano de la guerra civil que devastó a España. Asentada en Francia, y luego de sufrir las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, surca esta vez el océano para recalar en una “tierra de gracia” llamada Venezuela, donde decide echar raíces. Sobre una de las colinas de la capital, en una casa grande que está “cerca del cielo”, una niña caraqueña va creciendo entre seres entrañables que, a fuerza de nostalgia, han moldeado un micromundo en el que la lengua y la cultura catalanas siempre están presentes, hasta que un buen día descubre de verdad el país donde nació, al que decide pertenecer y que décadas después, huyendo de otra dictadura y siendo ahora migrante en la tierra de sus padres, lleva en su equipaje de querencias.
Desde la diáspora, Maite Espinasa Vilanova rinde en estas memorias un sensible homenaje a los personajes que han poblado su existencia, a quienes presenta en su sencilla y rotunda humanidad. Hoy, cuando casi nadie es ajeno al fenómeno de las migraciones, el lector encontrará más de un punto de conexión con este retrato de familia que logra trascender la remembranza íntima para recordarnos, con las dichas y tristezas del ir y venir, la naturaleza cíclica de la vida y el inmensurable valor de los afectos.