Sin duda, las emociones afectan la conducta humana de tal manera que la presencia o ausencia de determinados componentes químicos como la norepinefrina, vasopresina, testosterona, serotonina, progesterona o dopamina pueden alterar la estructura de la mente y del cuerpo (Belmonte, 2007). Ello ha permitido superar la idea de que lo más importante del cerebro es el lóbulo frontal, pues si bien este lóbulo permite elaborar los detalles de nuestros objetivos y planes, son las emociones las que generan y dirigen su ejecución en nuestras vidas (Freeman, 1995 citado por Jensen, 2002). Estas emociones proporcionan un cerebro químicamente estimulado y activado que ayuda a recordar (Goleman, 1996).