Había habido noticias recientes del caso que tenían que ver con la póliza del seguro de vida del hombre, lo que había echado un manto de sospecha sobre su esposa. Ryder estaba tratando por todos los medios de terminar el artículo, pero escribía despacio y se sentía frustrada por la falta de concentración. La voz profunda y engolada de Mack Carter le retumbaba en la cabeza, y lo único que deseaba hacer era seguir escuchando el pódcast. Finalmente, cedió a la tentación, hizo a un lado el ordenador y tocó la pantalla del teléfono para reanudar el episodio.
Digamos que mi entrevista con Theo Compton fue lo que los chicos llamarían un “fracaso épico”.