Cuando todo refugio se vuelva hostil

No te tengo miedo,
vi derrumbarse
cosas más imponentes
que tus prejuicios

Nos acostumbramos a estar
todo el tiempo tristes
por no alcanzar las expectativas
pero todos hacemos
cosas increíbles.

Tiempo libre

Tengo ganas de parar un poco,
de leer un libro bueno
que me devuelva a mi casa.
Con casa quiero decir
cualquier lugar o sensación
que haya habitado
sin querer escaparme.

Estoy cansada
y me parece que perdí
todas las creencias
que me acercaban a la tranquilidad.
Pero las cosas no son
tan diferentes ahora.
Después de todo,
eso que me enseñaron de chica
rezar
no era más
que repetirme un poema en la cabeza
una y otra vez
hasta quedarme tranquila

No te tengo miedo,
vi derrumbarse
cosas más imponentes
que tus prejuicios.

Siempre me lo repito:
no
tengo
que abandonar
por miedo.
Pero miedo,
lo que llamo miedo
es una parálisis
entre la boca y el estómago
que se extiende
hasta los huesos.

Después de todo,
eso que me enseñaron de chica
rezar
no era más
que repetirme un poema en la cabeza
una y otra vez
hasta quedarme tranquila.

Casi nadie sabe
qué cruel puede ser el mundo
con una mujer tan chiquita
que se siente llena de respuestas
es cuestión de supervivencia
acostumbrarse
a no darlas.

Llevo la felicidad por dentro
voy con ella al gimnasio
al teatro
duerme conmigo
y a la noche,
la bajo con un trago de vino
porque así, sin compartirla
se parece bastante
a la angustia.

Clases de jardinería

Parece que es tiempo de desprendernos
de las raíces podridas
que nos sirvieron para crecer
arrancarnos del suelo
quitar la baba
que ahora nos ahoga
limpiarnos con cuidado
volvernos a plantar
esperar
a ver si brotamos de nuevo
sabiendo que no siempre funciona.