El diálogo favorece la formación de la persona, tanto del tú como del yo, mientras que el carnaval la disuelve en la actividad colectiva de la multitud. El diálogo es elección y libertad, mientras que el carnaval exige la sumisión al grupo. El diálogo es orden y sentido, pero el carnaval es caos y orgía. El diálogo es Apolo, y el carnaval, Dionisos. El diálogo es verbo, mientras que el carnaval es cuerpo, embriaguez y excrementos. El diálogo tiene lugar en el tú a tú, y el carnaval en la plaza pública. Uno privilegia el susurro, y el otro los gritos.