Este texto, obra póstuma del autor, encontrado al ordenar su archivo personal, es un ensayo doblemente inconcluso. Porque Horacio Godoy nunca dio por finalizado este trabajo, sobre el que me fuera comentando durante los años de nuestra estrecha colaboración, y porque: “la patria es un dolor que no termina nunca”.
He llegado a creer que fueron muchos de sus comentarios con el sello de su ironía reflexiva, que se fueron agregando durante las pocas pausas de su extenso trabajo.
No puedo precisar las fechas en que lo comenzó, ni cuando llegó al último capítulo que presenta este ensayo. Podría, por nuestras conversaciones, pensar que fue entre l98ó y l998. Pero está lejos de ser una referencia precisa. Hoy, finalizando el primer cuarto del siglo XXI, con sus dramáticos cambios mantiene plena actualidad y vigencia.
Los monos continúan mono-logando, no han podido aprender a dialogar o pensar por su propia cuenta, sin andadores mentales prestados o impuestos.
Lo edito con la esperanza que nos impulse a esa aventura. (Miguel Ángel Gutiérrez, otoño de 2024)