Troika

esa noche, en el departamento nuevo de Inés, Francisca no soñó

A veces, cuando el cuerpo celeste de mi madre se queda quieto, podemos observarlo de cerca y pensamos que hemos entendido algo. Hasta que toma impulso, vuelve a lanzarse y le perdemos la pista

Me siento una niña, o puede que sea ella la que se está haciendo pequeña, más pequeña que yo. Sí: es ella la que está sacudiéndose la edad, suavizando las partes más rugosas de su temperamento.

He ido perfeccionando con relativo éxito el arte de perder,

fuera de hacerla resistente al paso del tiempo, no había nada que quisiera cambiar en ella.

Aquellos trozos de madera formaron una casa que rebasaba su propio territorio, en nombre del hogar perdido.

Todos los perros de mi vida, Elizabeth von Arnim declara: “Los padres, los esposos, los hijos, los amantes, los amigos están muy bien, pero no son perros”, a lo cual suscribo. Y así sucesivamente.

William Hazlitt en su célebre ensayo sobre el arte de caminar: “Nunca estoy menos solo que cuando estoy solo”.

“La memoria es una segunda oportunidad” es una frase de En la tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong.

mano hacia la memoria, esa estatua que tocamos en el mismo punto una y otra vez, para tener buena suerte o para garantizar que volveremos a cierta ciudad. Al tocarla la hago brillar, inútilmente.