huida, pero solo un segundo. No conviene hacerse ilusiones. Dios no puede dedicar mucho tiempo a cada una de sus criaturas, precisamente porque Dios tiene todo el tiempo, y esa es su enfermedad, la más grave. Dios padece el tiempo como los pobres humanos padecen males monstruosos. Crónicos. Dios se pregunta a veces cómo será morirse. Dejar de tener tiempo, sentir que el final de la vida existe, que es justo esa certeza la que hace que valga la pena el avistamiento fugaz de la belleza o del amor.