que no, que el mundo no necesitaba tal cosa y que eso era precisamente lo que hacía del objeto una obra de arte. Repliqué que si el mundo no necesitaba libros para las mesitas de centro también estos debían de ser obras de arte. ¿Qué diferencia había? Mi madre respondió que la diferencia estribaba en que el mundo creía necesitar libros para las mesitas de centro, el mundo valoraba los libros para las mesitas de centro, pero el mundo no creía necesitar cubos de basura adornados con páginas pegadas.