Nacida Inocente

Se comprendían y se respetaban mutuamente el deseo de no ser molestadas

Era tal y como no había sido nunca, pero que debió ser y quizá llegaría a ser alguna vez.

Sólo el pensamiento de haber experimentado semejante humillación ya le parecía casi peor que el recuerdo de la espantosa experiencia en sí

sabía que las demás eran colectivamente más fuertes que ella sola

con cuidado para asegurarse de que ningún extremo de temperatura violase su cuerpo más de lo que lo había sido ya

Una chica pálida de cabello rubio sucio, con una mirada extrañamente vacua, se acercó para preguntar:

Siempre creyó que la sala estaría llena de espectadores, pero en aquélla no había nadie salvo el juez, la tutora, un ujier y un escribano.

Así, aunque le habían ordenado que vigilase para dar aviso cuando apareciese Lasko, ella se quedó tan embobada con la función, como decía Josie, que no se enteró.