A causa de la Primera Guerra Mundial, Hesse había interrumpido su creación literaria, pues, consecuentemente con su talante pacifista, se dedicó a la humanitaria tarea de trabajar a favor de los prisioneros de guerra. En 1918 reanudó sus actividades intelectuales y escribió los textos en prosa y los poemas que componen este libro, considerados de lo más selecto de la producción de este autor. Aquí se puede apreciar una profunda transformación en las actitudes de Hermann Hesse: se aleja de cierta concepción burguesa de la vida y, asimismo, inicia un paso de una postura activa a otra contemplativa. Los escritos recogidos en esta obra constituyen una clave para interpretar otras suyas posteriores tales como El último verano en Klingsor, Siddhartha, En el balneario y El lobo estepario.