es
Knjige
Leila Guerriero

La llamada

  • Alfonso Velascoje citiraoпре 7 месеци
    En su libro Helgoland, Carlo Rovelli, físico teórico italiano, escribe: «[...] no hay un relato unívoco de los hechos [...]. Hechos relativos a un observador no son hechos relativos al otro. La relatividad de la realidad resplandece aquí totalmente. Las propiedades de un objeto son tales solo con respecto a otro objeto. Por tanto, las propiedades de dos objetos lo son solo con respecto a un tercero. Decir que dos objetos están correlacionados significa enunciar algo que se refiere a un tercer objeto: la correlación se manifiesta cuando los dos objetos correlacionados interactúan ambos con ese tercer objeto». Rovelli no habla de periodismo sino de física cuántica. A pesar de que él mismo advierte, burlón, que «la delicada complejidad de la relación emocional entre nosotros y el universo tiene que ver con las ondas Ψ de la teoría cuántica tanto como una cantata de Bach con el carburador de mi coche», arrastro su teoría hasta mi territorio. No siempre, pero sí a veces, con circunstancias tales como día, hora y lugar suprimidas, y detalles como descripción de ropa, gestos y decoración eliminados, a través de piezas desprovistas que colisionan una contra la otra para que de ese choque surja una nueva pieza invisible, sucederá esto: dos objetos correlacionados (no siempre los mismos) interactuarán con el tercer objeto. Que, casi siempre para mal, seré yo.
  • Alfonso Velascoje citiraoпре 7 месеци
    Uno puede relatar, pero lo que cuesta mucho es relatar el afecto vinculado a los recuerdos.
  • RS Quintanillaje citiraoпре 7 месеци
    Verdad es todo, ¿pero qué es real
  • Ana Saenzje citiralaпрекјуче
    El daño que me hicieron no me lo van a resolver porque estén ni un minuto más en la cárcel. Y estos tipos están más convencidos que nunca de que el único error que cometieron fue habernos dejado vivos. Pero el objetivo para mí no era tanto la condena, porque estos tipos coleccionan perpetuas, sino que se supiera que, además de secuestradores y asesinos, además de ladrones de niños y de propiedades, eran violadores. Hasta ahora no habían sido juzgados por violaciones. Y supongo que esta será la última vez, porque no parece que las demás compañeras tengan intenciones de meterse en el asunto», me dice cuando regresa a Buenos Aires.
  • Ana Saenzje citiralaпрекјуче
    Me ayudó a entender cómo la izquierda margina todo lo que está fuera de la norma. Un puritanismo de «te machaco y te destrozo».
  • Ana Saenzje citiralaпре 3 дана
    Yo sé que he tenido una buena vida. Y sigo teniendo una muy buena vida. Pero me partieron por la mitad. Sí. Me partieron a la mitad esos hijos de puta.
  • Ana Saenzje citiralaпре 3 дана
    En el campo, el consentimiento no existe. Ni aunque hubieras follado con ese tipo mejor que con nadie en tu vida. Aun así es una violación. Todo eso que ocurre está condicionado por una situación de amenaza brutal. Pueden hacer contigo lo que quieren. Cortarte en pedacitos, secuestrar a tu hijo, a tu madre, a tu tía. ¿Fue una violación aunque hubiera placer? Por supuesto que sí. Yo creo que hay un sustrato terriblemente machista y no queda del todo claro que las mujeres no provocamos las violaciones. La justicia es troglodita, y la violada es la provocadora, la sucia.
  • Ana Saenzje citiralaпре 3 дана
    Caparrós, uno de los mejores escritores y periodistas latinoamericanos, con decenas de libros publicados y a quien ella y los amigos llaman Mopi, escribió, junto con Eduardo Anguita, La voluntad, publicado originalmente en 1997, un trabajo monumental que aborda la historia de la militancia revolucionaria en la Argentina durante los años sesenta y setenta. Allí aparecen entrevistados sobrevivientes de los centros clandestinos, pero no Silvia Labayru. «Creo que Mopi quiso hacer una especie de barrera de seguridad. Yo en esa época era más controvertida, y aunque nunca hablamos del tema yo lo vi como un resguardo: no vincular la amistad con una cosa así».
  • Ana Saenzje citiralaпре 3 дана
    Le pregunté en qué consistía ese «pegoteamiento». Dijo: «Bueno, en el hecho de que algunos represores tengan un comportamiento más humano que otros, y por más que tú sepas quién es y demás, te produce una sensación de alivio frente al terror que tienes, una sensación de protección, y por tanto de agradecimiento, una cierta empatía o simpatía, llámalo como quieras. Pero, pasado el momento, nadie se equivocaba de quién era quién».
  • Ana Saenzje citiralaпре 3 дана
    A decir verdad, tampoco había mucha explicación para entender que a una secuestrada la dejaran ir a Montevideo ni, antes de eso, que entregaran a su hija a la familia de origen ni, después de eso, que le permitieran dormir en casa de su padre: no había forma de entenderlo porque aún no había testimonios de sobrevivientes ni un cuerpo de relatos que diera cuenta de lo que sucedía allí adentro. De modo que, de cara a ese muro impenetrable del presente puro, cada quien dirimía su confianza o su incondicionalidad haciendo equilibrio sobre un aparato psíquico erosionado por el miedo, el desconocimiento y la especulación.
fb2epub
Prevucite i otpustite datoteke (ne više od 5 odjednom)