Especimen

Ahora sé que ser feminista se trata de tener el poder de elegir, entre varias opciones, la vida que uno quiere construir. Y poder cambiar de opinión y elegir otra. Y otra. Y que el juicio del resto no te afecte. Ni siquiera el de tus hijos. El feminismo tiene que ver con la libertad.

Pienso que alguna vez, aunque ya no lo pueda recordar, fui como mis hijos. Pienso que algún día, que aún no puedo imaginar, ellos van a ser como yo soy ahora. Y quizás no se van a acordar de bailar conmigo en el living. Quiero que se acuerden de bailar conmigo en el living. Y lloro.

Desde la frustración de ser niña y no poder hacerlo todo, hasta la frustración de ser adulta, y sentir que ya era muy tarde para hacerlo todo.

Por hacerme y deshacerme.

Me sentí desorientada, en más de un sentido. Desconectada de mi origen. Y dolía.

Hasta hace poco, Viña había sido el papel donde yo escribía mi historia. El soporte. Como cuando en Antes del atardecer, al principio, muestran las escenas donde los personajes más adelante estarán. Mis lugares están ahí, en esa ciudad bella y creída.

Desconectada de mi origen. Y dolía.

Cuando se trata de los hijos, todos opinan; por tenerlos y por cómo los estás criando cuando los tienes. Por no tenerlos. Por querer o por no querer tenerlos. Por abortar. Por querer abortar. Por querer poder abortar. Es irónico que los que más juzgan son los hombres que no pueden tener hijos. O las mujeres que tienen la plata suficiente para aceptar a todos los hijos que Dios les mande.

Nunca quise tener hijos, pero ahora que los tengo, los quiero más que a todo

Tiene que ver con las distintas crianzas y familias. Él trae la suya, yo traigo la mía y de la mezcla va saliendo la nuestra.

Queremos dormirnos y despertarnos juntos, todos los días y todas las noches,