Los pueblos que nos contemplan no se acaban de explicar cómo es que, a lo largo de siglos, hemos sobrevivido, más aún, para decirlo con palabra definitivamente desusada, cómo es que hemos “progresado” y “progresamos”. Tenemos una lección que enseñar, debemos al mundo la lección de una crisis que es vital, que es hombruna, que es valiente. Y, a partir de este sentido de lo radicalmente humano, hemos de levantar nuestro humanismo.