Lo más probable es que esos huérfanos sean tirados a la basura. Por lo tanto, no estaría mal diseñar una Biblioteca Negativa, concebida para rescatar obras rechazadas que podrían catalogarse según distintos niveles del repudio: «Libros que alarman», «Libros de portada horrenda», «Libros que necesitan autoayuda», «Libros que da vergüenza tener», «Libros de amigos íntimos que no conocemos», «Libros de pésimo título», «Libros de enemigos», «Libros que prometen tedio», «Libros negados por prejuicio», «Libros que no dan prestigio», «Libros más extensos que nuestra curiosidad», «Libros que no queremos entender». Los variados motivos de rechazo estimularían la curiosidad de otros lectores. La condena atrae.