Agujeros blancos

Cuando estudiaba en Padua para mi doctorado, Mario Tonin nos enseñaba física teórica: nos decía que, en su opinión, el buen Dios leía todas las semanas la Physical Review D, la famosa revista de física. Cuando encontraba una idea que le gustaba, ¡zas! la ponía en práctica, reordenando las leyes universales

No se llega a ser Einstein si no se tiene el coraje de publicar cosas erróneas.

Kepler quería ir a ver. Ir a ver, eso es la ciencia. Ir y curiosear donde nunca hemos estado. Usando matemáticas, intuición, lógica, imaginación, sensatez. De paseo por el sistema solar, en el corazón de los átomos, dentro de las células vivas, en las circunvoluciones de las neuronas de nuestro cerebro, más allá del horizonte de los agujeros negros... Ir a ver con los ojos de la mente.

La dificultad para digerir tales ideas no era la nueva idea, sino liberarse de una vieja creencia que parecía obvia; parecía inconcebible ponerla en duda. Siempre estamos convencidos de que nuestras intuiciones naturales son correctas: eso es lo que nos impide aprender. La dificultad por lo tanto no es aprender, es desaprender.

(no lo es para mí. al contrario: me parece la fuente de un dulce vértigo. el vértigo de la ligereza, de la inconsistencia de la tenue realidad de la que formamos parte...)

El descubrimiento renacentista de la perspectiva es también el descubrimiento general del perspectivismo de la realidad.

tiempo fluye de modo desigual en lugares diferentes y ningún tiempo es más verdadero que otro.

cada lugar del universo tiene su propio tiempo