Sentado aquí a su lado y mientras hablamos, me da hasta miedo pensar en el futuro porque en el futuro hay de nuevo soledad, de nuevo esa vida rancia e innecesaria. ¡Y con qué voy a soñar cuando en la vida real he sido tan feliz a su lado! Oh, bendita sea, mi querida muchacha, por no haberme apartado a la primera, porque ya puedo decir que he estado vivo dos noches de mi vida.