es
Knjige
Emmanuel Carrère

El adversario

  • Valeria Villalobosje citiraoпре 5 година
    Deberían haber visto a Dios y en su lugar habían visto, adoptando los rasgos de su hijo bienamado, a aquel a quien la Biblia llama Satán, es decir, el adversario.
  • marteje citiraoпре 9 сати
    Los dos se acordaron durante la instrucción del momento más fuerte de su conversación. Recorrían en el coche de Luc los muelles del Saona, Luc conduciendo y explicando que cuando se toca fondo es cuando hay que dar un talonazo para volver a la superficie, Jean-Claude escuchándole con expresión tristona de desaliento, como si estuviese ya en la otra orilla
  • marteje citiraoпре 9 сати
    Antoine Doinel, que, en Los cuatrocientos golpes, se salva de un apuro escolar contando
  • marteje citiraoпре 9 сати
    Un mentiroso, por lo general, se esfuerza en ser verosímil: como lo que contaba no lo era, debía de ser cierto
  • marteje citiraoпрекјуче
    Un día el perro desapareció. El niño —por lo menos es lo que cuenta el adulto— sospechó que su padre lo había matado a tiros con su carabina. O porque estaba enfermo y el padre quería ahorrar a su hijo el dolor de verle agonizar, o porque había cometido un acto tan grave que la ejecución era el único castigo posible. Una última hipótesis sería que el padre hubiera dicho la verdad, que el perro había desaparecido realmente, pero no parece que el niño le diera crédito, tan arraigada estaba la costumbre de la mentira piadosa en aquella familia donde la regla era no mentir jamás
  • marteje citiraoпрекјуче
    Un día el perro desapareció. El niño —por lo menos es lo que cuenta el adulto— sospechó que su padre lo había matado a tiros con su carabina. O porque estaba enfermo y el padre quería ahorrar a su hijo el dolor de verle agonizar, o porque había cometido un acto tan grave que la ejecución era el único castigo posible. Una última hipótesis sería que el padre hubiera dicho la verdad, que el perro había desaparecido realmente, pero no parece que el niño le diera crédito, tan arraigada estaba la costumbre de la mentira piadosa en aquella familia donde la regla era no mentir jamás.
  • marteje citiraoпре 5 дана
    Las partes civiles eran las únicas que no le miraban. Sentada justo delante de mí, entre sus dos hijos, la madre de Florence clavaba la mirada en el suelo como si se agarrase a un punto invisible para no desmayarse. Había tenido que levantarse esa mañana, desayunar algo, escoger su ropa, hacer el trayecto desde Annecy en automóvil, y ahora estaba allí y escuchaba la lectura de las veinticuatro páginas del informe del fiscal. Cuando llegaron a la autopsia de su hija y de sus nietos, la mano crispada con que apretaba contra la boca un pañuelo hecho una bola empezó a temblar un poco. Yo habría podido, extendiendo el brazo, tocarle el hombro, pero me separaba de ella un abismo que no era solamente la intolerable intensidad de su dolor. Yo no le había escrito a ella ni a los suyos, sino al hombre que había destruido sus vidas. A él creía yo deberle atenciones porque, al querer relatar esta historia, yo la consideraba suya. Yo almorzaba con su abogado. Estaba en el otro bando.
  • marteje citiraoпре 5 дана
    Me gustaría que comprendiese que no me dirijo a usted movido por una curiosidad malsana o por el gusto del sensacionalismo. Lo que usted ha hecho no es, a mi entender, la obra de un criminal ordinario, ni tampoco la de un loco, sino la de un hombre empujado hasta el fondo por fuerzas que le superan, y son esas fuerzas terribles las que yo desearía mostrar en acción.

    Sea cual sea su reacción a esta carta, le deseo, señor, mucho valor y le ruego que crea en mi muy profunda compasión.

    Emmanuel Carrère
  • marteje citiraoпре 5 дана
    Como acaba de concluir, tengo el ánimo más disponible y las ideas más claras (después de tres peritajes psiquiátricos y 250 horas de interrogatorio) para dar una continuación posible a sus proyectos. Otra circunstancia fortuita me ha influido en gran manera: acabo de leer su último libro, Una semana en la nieve, y me ha gustado mucho.
  • marteje citiraoпре 5 дана
    Yo, por esa época, había llegado al momento de la biografía de Dick en que escribe esa novela espeluznante que se titula Ubik y se imagina lo que ocurre en los cerebros de personas conservadas en criogenia: jirones de pensamientos a la deriva, huidos de almacenes de memoria saqueados, roedura obstinada de la entropía, cortocircuitos que provocan chispas de lucidez pánica, todo lo que oculta la línea apacible y regular de un encefalograma casi plano.
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