Una de las obras estadounidenses de culto de la segunda mitad del siglo XX, que capta a la perfección el espíritu de la época a través de una joven periodista aparentemente incapaz de establecer ningún vínculo romántico o plantear una pregunta directa, incapaz incluso de recoger el periódico de la mañana sin encontrar un dilema moral en forma de un vagabundo desmayado en el vestíbulo, pero, sin embargo, logra poner en el punto de mira las sutilezas de la vida.