Todo ha cambiado. Con la muerte de un miembro del clan cerniéndose sobre él, Llewellyn se encuentra frente a frente con una decisión imposible. Permitir que Alana realice el ritual, a sabiendas de que los integrantes del clan probablemente pedirían su sangre o enviarla lejos al otro lado del mar y enfrentar solo la ira del propio clan. Sabiendo ahora que el clan nunca le permitirá aparearse con ella, él cree que no tiene otra opción que enviarla lejos a escondidas de todos. Pero, cuando Alana descubre su plan, está decidida a no dejar a Llewellyn o dejar el único lugar al que realmente ha podido llamar hogar. Ahora, cuando se acerca la luna llena, ninguno de ellos sabe lo que el destino les espera. ¿Podrán Alana y Llewellyn contener la sed de venganza del Clan? O, ¿las raíces en el odio entre su gente son tan profundas que hacen que ni siquiera el amor puede derrotarlo?
