Entre las tumbas del cementerio hay una que a Moritz le llama la atención por sobre todas las demás. Una estatua de dos niños con una caja en las manos. El abuelo Arcano conoce bien la historia, se trata de los niños que viven en las paredes. Dice, y él sabe mucho de esto, que es una de las historias más escalofriantes de este cementerio.