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Elena Garro

  • Rocío Toledoje citiralaпре 2 године
    La cocina estaba separada del mundo por un muro invisible de tristeza, por un compás de espera.
  • YoshiK Bje citiraoпрошле године
    “Ni siquiera tengo dinero para suicidarme…”, se dijo, sintiendo que estaba en una orilla y que del otro lado la locura le hacía gestos. Se quedó quieta, no encendió la luz; las tinieblas la cobijaban, sentía vergüenza de ser mirada y de mirarse a sí misma. El tiempo no pasaba.
  • Yatzel Roldánje citiralaпре 2 године
    VOZ DE MUJER: Hay que vivir embriagados, mirando las embriagadoras fuentes, los pájaros y los ojos de la mujer.

    JUVENTINO: ¡No tientes a un pobre arriero! Los ojos del vicio son malos. Aunque, diciéndolo mejor, son malos y son buenos, porque también los permite Dios
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    Los viernes morados y silenciosos llenaban a la casa de grietas.
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    —Confunden los días. Están embrujadas…
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    mirando el patio abandonado de los Días
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    —Tú no te vas. Tú te quedas en medio de estos días.

    —¿Cuáles? —preguntó Eva asustada.

    —Éstos.
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    Candelaria se enojó mucho cuando supo que iban a ver a don Flor. En cambio él no lo sabía, y, tranquilo, se seguía paseando en su corral y tejiendo canastas con sus manos oscuras. Los Días se sentaban en ruedo sobre unos petates. Se veía muy bonito el corro de los Días. La semana junta era como el arco iris y salía sin que lloviera. Una tarde don Flor se acercó al Jueves, que tejía un ixtle blanco y le puso en la punta de la trenza negra una flor naranja de nopal. La flor era del color de su vestido. Eva y Leli se quedaron sentadas en la colina toda la tarde, a pesar del calor que bajaba del cielo y subía de la tierra. No podían dejar de mirar la flor naranja sobre la trenza negra. Los girasoles peludos eran secos, y en lugar de dar sombra aumentaban el calor como si fueran de lana.
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    Pero cuando una mujer no quiere, es que no quiere, y en ella se rompe el hombre.
  • Jeroaméje citiraoпре 2 године
    como la flor de nopal que don Flor había colocado sobre la trenza de la mujer
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