Ella rompía a llorar por la frustración y el aburrimiento, pero más tarde expresó apreciación por la disciplina que se le había impuesto: “Por primera vez tomé conciencia del carácter”.21
Le interesaban la historia y la literatura, pero tropezaba horriblemente en química. No obstante, su maestra de esta materia, Nellie Goldthwaite, insistía en que estudiara esa carrera. La idea era que si ella conseguía ser lo suficientemente tenaz como para especializarse en esa materia, lo sería también para manejar todo lo que la vida le presentara.