Calixta Editores

  • mbriseno328je citiraoпре 9 месеци
    —Soy tu profesor —termina por mí. No respondo—. También me encontré en ese mismo dilema, Rachel. Siempre me pareció incorrecto salir con una alumna.

    —¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

    —Tú.
  • mbriseno328je citiraoпре 9 месеци
    —Soy tu profesor —termina por mí. No respondo—. También me encontré en ese mismo dilema, Rachel. Siempre me pareció incorrecto salir con una alumna.

    —¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

    —Tú.
  • mbriseno328je citiraoпре 9 месеци
    si algo incorrecto me hace tanto bien, quiero seguirlo viviendo.
  • mbriseno328je citiraoпре 9 месеци
    si algo incorrecto me hace tanto bien, quiero seguirlo viviendo.
  • nicolealarconimanje citiraoпре 9 месеци
    A quienes creen en el amor verdadero

    y en las segundas oportunidades.

    A quienes han aprendido a quererse

    o siguen intentándolo.

    Este libro es para ustedes.
  • nicolealarconimanje citiraoпре 9 месеци
    A quienes creen en el amor verdadero

    y en las segundas oportunidades.

    A quienes han aprendido a quererse

    o siguen intentándolo.

    Este libro es para ustedes.
  • Milena Moraje citiraoпре 9 месеци
    Así que los invito a amarse, a sentir de maneras diferentes; ámense como aman a sus hijos, como aman a sus padres, como aman a su dios; amen siempre, como si la vida dependiera de ello; ámense con sus defectos y sus cualidades; ámense en una noche fría, con pensamientos como remolinos, con dudas y miedos, con temor al futuro; ámense con ternura y con rabia, con deseo y pasión, en lo mejor y en lo peor, porque, aunque al final del día la batalla haya sido dura y no hayan salido vencedores, sabrán que lo dieron todo.
  • Jennifer Moranje citiraoпрошле године
    —El rumor real debería ser que el profesor de Cálculo no es tan gruñón —digo y él suelta una pequeña carcajada. Su risa es contagiosa.
  • Katalina Antoniaje citiraoпрошле године
    —La mayoría de los maestros permite entrar a clases hasta diez minutos después de comenzarlas, así que apresúrese y, tal vez, no tenga problemas —Guarda silencio durante unos segundos y pregunta—. ¿A qué piso va? ¿A qué cátedra?

    —Al sexto piso, a la clase del señor… —Hago una breve pausa buscando en mi móvil el apellido del profesor— …Harvet.

    —Olvide lo que dije, no se esfuerce en vano —Estoy segura de que mi expresión de horror lo obliga a continuar—. Después de las siete, nadie entra a la clase del profesor Harvet.

    —Ay no —El reloj ahora marca un minuto más.

    —¿Sabe volar? —pregunta con tal calma y buen humor que empiezo a desesperarme.

    —Eh… ¿No?

    —Entonces corra. ¡Ya!
  • Katalina Antoniaje citiraoпрошле године
    —¿Solo le entregamos la hoja, profesor Harvet? —pregunto. A causa de mi momentánea distracción, no logré escuchar todas las indicaciones
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