Andrea Villegas

«Lo importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo principal no es haber vencido, sino haber luchado».

No aferrarnos a todo lo que nos hace bien, sino, por el contrario, el dejarlo ser y admirarlo mientras eso sucede, nos reconcilia con el sentido real de cada cosa

Mientras estemos construyendo nuestro propio templo de vida debemos tomar consciencia de cada ladrillo que coloquemos en él; de cada deseo, decisión y acción que elijamos. No hay un ladrillo más importante que otro, no hay una decisión más importante que otra, no hay una acción menos válida que otra; todas crean, todas construyen, el asunto es saber y respetar lo que en verdad queremos para nuestro templo, para nuestra vida.

te hace bien.

Antes de elegir algo pregúntate por qué, para qué y cómo te hace sentir. Si al dar las respuestas te sientes bien, entonces estás eligiendo desde el placer.

Menos necesidad y más placer.

Menos superficialidad y más amor propio. Menos indiferencia y más expresión. Menos censura y más arte. Menos express y más perdurabilidad. Menos conectividad virtual y más conexión real. Menos quejas y más agradecimientos. Menos ruido y más comunicación.

Menos purpurina y más magia

Nos colmamos de expectativas, gastamos nuestra energía con ánimo de encajar y ser aceptados. Buscamos constantemente agradar, queremos que nos quieran, que nos hagan valiosos

Aunque nos parezca extraño, el mundo seguirá funcionando de igual modo estemos nosotros preocupados por algo o no, estemos cargando más equipaje del que nos corresponde o no, estemos dolidos, enojados, cansados o no, tengamos ganas o no; porque el mundo gira independientemente de nosotros,

No somos ni ganadores ni perdedores;
somos simplemente aprendices
en un mundo cambiante e inquieto

Si nos enseñaran a perder tanto como a ganar, todo sería más sencillo de asumir

Debemos ser (agárrense porque la lista es larga) padres, esposos, profesionales, maestros, decididos, astutos, veraces, activos, adaptables, rápidos, diplomáticos, optimistas, ordenados, eficientes, ágiles, emprendedores, carismáticos, productivos, hábiles, constructivos, inventivos, motivadores, tenaces, líderes, competitivos, ganadores, números uno. Siempre debemos, sin pensarlo demasiado. Hasta llegamos a creer que para eso hemos venido a este mundo y, ciertamente, hablando del «deber», no debería ser así; porque en este «deber» demandante, es imposible no sentirnos en deuda constantemente.

Sin duda, para nuestro viaje es mejor cargar solo una mochila pequeña, capaz de llevar simplemente aquello que nos hace bien, aquello que nos dignifica y nos hace sentir a gusto.