Entre uno y otro se forma el vínculo material que caracteriza al yo propietario occidental, replicado en el contexto latinoamericano por los coleccionistas que abastecieron con patrimonio marginal –indígena, provinciano, rural y subalterno– museos, ediciones, libros, bibliotecas, colecciones y archivos localizados en las grandes ciudades, donde se reunió el acervo de la cultura nacional mediante procedimientos de textualización