rosamund hodge

«Aunque cambie, resurgiré de nuevo».

El filósofo dijo que el hombre virtuoso, torturado hasta la muerte, es más afortunado que el hombre malvado viviendo en un palacio.

—Te quiero —dijo—. Te quiero más que a cualquier otra criatura, porque eres cruel, amable y vivaz. Nyx Triskelion, ¿quieres ser mi esposa?

A todos nos espera una noche; por eso, amada, espérame.

—Donde tú vayas yo iré; donde tú mueras, allí moriré y allí seré enterrada.

Los Bondadosos dirían que eso no importaba. Y quizás tenían razón. Podríamos haber conseguido la felicidad en nuestra tragedia si hubiéramos tomado las decisiones correctas y los deseos correctos. Si hubiéramos sido más buenos, más valientes, más puros. Si hubiéramos sido cualquier cosa excepto lo que fuimos.

«Uno es uno y solo uno. Durante novecientos años, ha sufrido esto por ti».

—No te esfuerces mucho en ser feliz. —Enlazó sus dedos con los míos.

—Pero vamos a fingir que sabemos amar —le sonreí—, y algún día aprenderemos.

Y atravesamos el arco juntos.

Pero amarme de esa manera lo hacía un monstruo. Mi castigo era el precio por salvar Arcadia y solo un monstruo se preocuparía más de mí que de salvar a miles y miles de inocentes.

—Te quiero —dijo—. Te quiero más que a cualquier otra criatura, porque eres cruel, amable y vivaz. Nyx Triskelion, ¿quieres ser mi esposa?