Marie Gouiric

Los kilómetros que me separan del lugar donde nací y los que atravesé en el auto de un extraño, con mi perra en la falda, para sentarme en la mesa de mi padre, contarle: Traje mi propia yerba. Adela. Nani. René. La poesía no está en todos lados, pero como todo buen maestro, cuando siente el llamado de un alumno, aparece.

ara hablar de mí la única manera es hablar de otros.

Escucho a las infancias para aprender su lengua que todavía no ha sido domada por la corrección y camina sobre alfombras bajo la verdad del error.

También ayuda mirar paisajes, fotos y documentales. Escuchar el sonido del motor de un tren para atraer recuerdos. La memoria usada hacia atrás y hacia adelante. Cuidar plantas y reproducirlas. Nadar. Correr, levantar peso y estirarse hasta descubrir una mente aliada para la creación.

No hay mayor acto de supervivencia que el dominio de escribirse.

Para hablar de mí la única manera es hablar de otros.

La escritura es la única justicia que tengo para amar al mundo, mi amante más fiel y más violento

Escucho a las infancias para aprender su lengua que todavía no ha sido domada por la corrección y camina sobre alfombras bajo la verdad del error. Les robo y les copio con alegría.

Las horas de la tarde se vuelven muertas, quien sepa aprovecharlas enseñe cómo.

Ejercer el esfuerzo de la escucha es lo más urgente de esta época.