Sylvia Day

apareció en mi vida como un rayo en la oscuridad… Era guapo y brillante, imprevisible y sensual. Me atraía como nadie ni nada lo había hecho nunca».

Pertenecía a esa clase de hombres que hacen que una mujer quiera desabrocharles la camisa de un tirón y ver cómo los botones se desparraman junto con sus inhibiciones.

Era mi mirada de estoy-lista-para-follar

No me gusta sentirme como una vagina con piernas.

Su beso era seguro, diestro y con el punto justo de agresividad para excitarme salvajemente.

Mi ansia era tan profunda que tuve la certeza de que aquel hombre iba a convertirse en una droga para mí, la fuente principal de muchos e intensos goces.

Me encantaba el modo que tenía de besarme, como si no tuviera más remedio, como si fuese a enloquecer si tenía que esperar más tiempo.

Te estoy tocando. Disfrutando contigo como una loca. Te deseo

La conexión era asombrosamente intensa. Emocionalmente. Mentalmente. Nunca me había sentido tan completamente… tomada. Poseída.

¿Cómo se puede profundizar en una relación amorosa si no se conocen los secretos del alma de la persona a la que amas?