No hay revolución más difícil que la de romper con nuestros hábitos adquiridos, dejar de hacer las cosas porque sí y, empezando por pequeñas cuestiones, plantearnos qué queremos hacer realmente, con quién queremos estar, qué es lo que nos hace felices.
No es un camino sencillo, pero al menos, y por una vez, adéntrate en él: el premio es demasiado importante como para no intentarlo. Cambiar, transformarte, empezar a hacer de ti una nueva persona, el resto no importa. El único sol que puede iluminar tu vida eres tú mismo. Así que no te subestimes: eres un ser valioso, lucha.
No podemos caer en el error de pensar que el miedo, la falta de decisión, el dejarnos llevar, nos afecta a nosotros en particular por alguna carencia personal que nos hace inferiores. Es este un temor común a todos los seres humanos por igual, es una dificultad que se abate por igual sobre las personas más insignificantes y sobre los grandes hombres, y en ocasiones estos últimos viven mucho más atrapados de lo que podríamos pensar