Raiza Revelles

Todos tenemos una gran caída en la vida, a veces lo sabes mientras estás cayendo y a veces te das cuenta hasta que tu cráneo explota contra el pavimento.

Los regalos deshonestos vienen con un anzuelo. El sedal es invisible, pero créeme que hay alguien esperando del otro lado con la caña de pescar lista.

a veces guardamos nuestros temores en cajas bajo llave cuando no queremos enfrentarlos porque nos da miedo que nos muerdan y nos coman. Pero luego escapan y nos comen de todos modos.

Solo había un pensamiento que lo incomodaba por las noches y era el hecho de que, por más llaves y cajas que usó, al final se lo comerían.

—Una líder debe ver por la mayoría y eso es algo que vas a tener que aprender cuando seas nuestra suma sacerdotisa. —Un movimiento de su mano y una fuerza invisible dejó a Lena con las manos pegadas a los costados.

era la vulnerabilidad lo que la hacía actuar de manera instintiva. Era el hecho de que alguien necesitaba ayuda y ella estaba justo ahí.

Padeces del síndrome de la juventud, creer que lo sabes todo.

Ella quería responderle que bien podría ser que eso fuera cierto, pero no le importaba, porque la madurez sufría del mismo padecimiento de todos modos.

Hay que asegurarse —le dijo mientras le entregaba una caja de fósforos y ponía un plato con agua sobre la mesa. Lena sacó dos y comenzó a frotarlos entre sus manos. Cerró los ojos, tratando de concentrar toda su energía en los fósforos. Los soltó sobre el agua y Anfisa se asomó para ver el resultado. Poco a poco fueron acercándose sobre el agua, hasta que se unieron en una perfecta cruz.

A fin de cuentas, los fracasos llegan a cobardes y fuertes por igual, pero las victorias solo son de los valientes.

Después de tanto tiempo en soledad, estos momentos contigo son lo más cercano a ver el sol.