Amelia Drake

  • b1372839203je citiraoпре 2 године
    ¿Era un lugar seguro? ¿Qué les iban a hacer cuando traspasaran la puerta?
  • b1372839203je citiraoпре 2 године
    Bienvenidos a la Academia de Ladrones —concluyó Lobo, escupiendo lejos su palillo de dientes
  • Mariana Quezadaje citiraoпрошле године
    ca con adornos azules claros y oscuros. Sobre la lata, en elegantes letras doradas, se leía: «Macarons Marie».
    —¿Pasa algo? —preguntó el seleccionador.
    Twelve sacudió la cabeza.
    —No, señor —respondió. Le pareció que no procedía contarle que hacía doce años la habían encontrado en una caja de galletas exactamente igual que aquella, y que la coincidencia le parecía dolorosamente significativa.
    —Coge una galleta de la caja —dijo el seleccionador y, con un gesto elegante y rapidísimo, apartó la tapa lo justo para que Twelve pudiera meter la mano.
    Ella actuó sin pensar, alargó los dedos y los introdujo entre los bordes de la caja, buscando una de las
  • Mariana Quezadaje citiraoпрошле године
    ca con adornos azules claros y oscuros. Sobre la lata, en elegantes letras doradas, se leía: «Macarons Marie».
    —¿Pasa algo? —preguntó el seleccionador.
    Twelve sacudió la cabeza.
    —No, señor —respondió. Le pareció que no procedía contarle que hacía doce años la habían encontrado en una caja de galletas exactamente igual que aquella, y que la coincidencia le parecía dolorosamente significativa.
    —Coge una galleta de la caja —dijo el seleccionador y, con un gesto elegante y rapidísimo, apartó la tapa lo justo para que Twelve pudiera meter la mano.
    Ella actuó sin pensar, alargó los dedos y los introdujo entre los bordes de la caja, buscando una de las
  • Mariana Quezadaje citiraoпрошле године
    ca con adornos azules claros y oscuros. Sobre la lata, en elegantes letras doradas, se leía: «Macarons Marie».
    —¿Pasa algo? —preguntó el seleccionador.
    Twelve sacudió la cabeza.
    —No, señor —respondió. Le pareció que no procedía contarle que hacía doce años la habían encontrado en una caja de galletas exactamente igual que aquella, y que la coincidencia le parecía dolorosamente significativa.
    —Coge una galleta de la caja —dijo el seleccionador y, con un gesto elegante y rapidísimo, apartó la tapa lo justo para que Twelve pudiera meter la mano.
    Ella actuó sin pensar, alargó los dedos y los introdujo entre los bordes de la caja, buscando una de las
  • Mariana Quezadaje citiraoпрошле године
    ca con adornos azules claros y oscuros. Sobre la lata, en elegantes letras doradas, se leía: «Macarons Marie».
    —¿Pasa algo? —preguntó el seleccionador.
    Twelve sacudió la cabeza.
    —No, señor —respondió. Le pareció que no procedía contarle que hacía doce años la habían encontrado en una caja de galletas exactamente igual que aquella, y que la coincidencia le parecía dolorosamente significativa.
    —Coge una galleta de la caja —dijo el seleccionador y, con un gesto elegante y rapidísimo, apartó la tapa lo justo para que Twelve pudiera meter la mano.
    Ella actuó sin pensar, alargó los dedos y los introdujo entre los bordes de la caja, buscando una de las
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    ca con adornos azules claros y oscuros. Sobre la lata, en elegantes letras doradas, se leía: «Macarons Marie».
    —¿Pasa algo? —preguntó el seleccionador.
    Twelve sacudió la cabeza.
    —No, señor —respondió. Le pareció que no procedía contarle que hacía doce años la habían encontrado en una caja de galletas exactamente igual que aquella, y que la coincidencia le parecía dolorosamente significativa.
    —Coge una galleta de la caja —dijo el seleccionador y, con un gesto elegante y rapidísimo, apartó la tapa lo justo para que Twelve pudiera meter la mano.
    Ella actuó sin pensar, alargó los dedos y los introdujo entre los bordes de la caja, buscando una de las
  • A.sje citiraoпре 2 месеца
    Durante doce años, desde que Miss Kindheart la había encontrado frente a la puerta en una caja de galletas, su vida siempre había transcurrido entre las paredes de la Institución para Niños Especiales Edgar G.
  • A.sje citiraoпре 2 месеца
    Y hablando de cómo pretendían vengarse —de sus padres, del orfanato, del mundo entero—, Twelve y Stephen se hicieron amigos. Formaban una pareja extraña, la duodécima y el septuagésimo del año, y Miss Kindheart solía observarlos a menudo con una sonrisa
  • b7821221958je citiraoпре 2 године
    su vida siempre había transcurrido entre las paredes de la Institución para Niños Especiales Edgar G. Estanislao Moser. Y la denominación «niños especiales» no significaba «increíbles» ni «dotados de poderes extraordinarios», sino, más bien, «especiales porque nadie quiere saber nada de ellos».
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