Mariana Zapata

Sabes, podríamos llevarnos bien si lo intentáramos

Eso suena a ella.

Aquella vez, sí que me salió un "puto", antes de que desapareciera.

Estaba a punto de decirle a Trey que no estaba interesada, pero en términos mucho más sencillos, cuando dos grandes manos se deslizaron sobre mis hombros. Dos pares de dedos fuertes se extendieron por mi pecho, las puntas peligrosamente cerca de mis pezones, eehh, tetas.

—Lo siento, Trey. Va en contra de la política, a menos que la señorita Iris quiera que la despidan —anunció la fría voz de Dex, mientras su agarre apretaba la parte superior de mis pechos—. Y eso no va a ocurrir.

¿Qué. Demonios?

Estar celosa y amargada era lo que hacía la gente que no tenía nada mejor que hacer. Yo lo sabía. Nadie hacía nada con su vida si se la pasaba comparándose con otras personas. Eso también lo sabía.

Mi madre siempre decía que, si alguien me daba una pulgada, yo tomaba una milla.

Y lo último que haría Galina Petrov es ceder un solo centímetro.

La vida es una cuestión de decisiones, y yo había tomado las mías.

y no me gustaba que la gente me dijera lo que tenía que hacer, incluso cuando tenían derecho a hacerlo.

Odiaba sentirme tan insegura.

Realmente odiaba tener miedo de que la respuesta que buscaba fuera una por la que probablemente hubiera vendido mi alma.

Pero mi madre me había dicho una vez que el arrepentimiento era peor que el miedo.

Eres quién eres en la vida, y o vives ese tiempo intentando doblegarte para hacer felices a los demás, o... no lo haces.

Y seguro que tenía mejores cosas que hacer con mi tiempo.