Hoja de Lata Editorial

  • Camila Sanchezje citiraoпре 7 месеци
    Como alguien dijo, empieza tú matando a quien tiene intención de matarte. No podemos quedarnos mano sobre mano, sabiendo como sabemos que hay extensiones interminables de tierra que podrían dar acogida a millares de los nuestros,
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    No le he preguntado la edad —respondió Chip. Su rostro se iluminó con una breve sonrisa—. En cuanto a su aspecto, no es bizca, ni cuatro ojos. Eso es todo lo que sabría decir de ella.
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    Llevaba en el rancho de La U Alada toda una semana y empezaba a sentir que sus recursos para divertirse, aparte del contingente masculino, que incluía algún elemento prometedor, estaban casi agotados
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    El alma de la señorita Whitmore ardió con resentimiento. A ninguna mujer, ni siquiera a los veintitrés años, le gustaba que la llamaran «solterona», sobre todo, si lo hacía un joven perspicaz de barbilla cuadrada y labios de curva pronunciada
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    Y quién iba a saber que podría dibujar así y captar hasta los más mínimos detalles sin siquiera dirigirle una verdadera mirada? Por supuesto que ella había sabido que tenía el sombrero torcido con ese viento casi capaz de arrancarle la cabeza a una, pero eso no era asunto de él: «¡Las credenciales de la solterona!». Solterona. ¡Solterona
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    Estoy segura de que podría salvarlo si me permitiera intentarlo. ¿O está realmente ansioso por dispararle?
    Los músculos de Chip se encogieron. ¿Ansioso por dispararle? ¿A Silver? ¿La única criatura que lo quería y comprendía?
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    ¿Sí?
    El modo de decir ese sí de Chip era una de sus principales armas de aniquilación. Le daba una peculiar e insultante inflexión, en ocasiones, que hacía que a la víctima se le pusiera el vello de punta
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    Levantó la cabeza cuando oyó los pasos de Chip y relinchó tristemente. Chip se inclinó sobre él con una oscura agonía en los ojos. La señorita Whitmore, que observaba la escena, se dio cuenta de que el sufrimiento del caballo era una mera nimiedad comparado con el de su amo. Sus ojos vagaron hasta el revólver cargado que sobresalía del bolsillo trasero y se estremeció, pero no por Silver. Se acercó y apoyó la mano sobre la reluciente crin. El caballo resopló nervioso e intentó levantarse.
    —No está acostumbrado a las mujeres —afirmó con cierto deje de orgullo—. Supongo que esto es lo más cerca que ha estado nunca de una. Nadie lo ha tocado, aparte de mí
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    La señorita Whitmore, la independiente joven graduada en medicina, parpadeó rápidamente y sintió la urgente necesidad de sujetarse los rizos castaños que el viento había alborotado de espaldas al alto vaquero quien, sin darse cuenta, había dejado caer su máscara durante un instante
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    . ¡Que alguien me muestre a la mujer capaz de ponerse bien el sombrero sin la ayuda de un espejo!
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