Mercedes Sánchez Sáinz

el alumnado de cada docente que lo lea sean personas más felices y más libres.

la educación reproduce los mandatos sociales que responden a una sociedad etnocéntrica, racista, cisexista, heteropatriarcal, gordófoba, capacitista, edadista, generizada y LGBT+fóbica que discrimina por acción o por omisión.

los recesos escolares corresponden con el supuesto momento en que nació y murió el que las personas católicas entienden por hijo de dios.

No nos paramos a pensar que tal vez la infancia necesita otros momentos de parón para poder rendir en la escuela (hay cursos en los que la semana santa es a finales de abril, lo que hace que el curso escolar sea caótico; hay agotamiento por parte de alumnado y docentes para luego tener solo un mes de clase).

Las ciudades y los barrios están hechos para personas con capacidades hegemónicas, cuando realmente todas, si vivimos lo suficiente, iremos perdiendo facultades como el movimiento, la vista o el oído

no trabajar explícitamente la sexualidad humana (“es que son muy pequeños”, “es que la escuela no es el lugar”...) no implica que no lo estemos haciendo, sino que lo estamos perpetuando desde una perspectiva reduccionista y hegemónica, invisibilizando multitud de realidades

Todo esto no son más que piezas dentro del entramado capitalista: qué sujetos pueden servir al sistema desde la producción

tecnologías de domesticación de los cuerpos”

las políticas educativas pretenden la domesticación de las diferencias personales blanqueando las demandas de ciertos colectivos discriminados y haciéndoles creer que son subordinados

género en sí mismo es violencia.