Valentina Scerbani

  • DDaudalagidje citiraoпре 4 месеца
    Algunas se dirigieron hacia el centro de la ciudad, los chavales desaparecieron por las callejuelas llenas de polvo, hacia el monumento a Lenin. «Apesta a comunismo y a soledad», dijo finalmente Maria, y la Otra respondió tan solo «Ajá».
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    Oía solo retazos de palabras, frases rotas, y algunos vocablos eran ininteligibles. Las tres hablaban en susurros y pocas veces elevaban el tono de voz. Empecé a darme golpes en el pecho y a respirar por la nariz, cálmate, cálmate.
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    Esto no es como Odesa, decía mi madre a veces, en Odesa está el Mar Negro. Mi madre me hablaba casi cada día sobre los lugares y las ciudades con mar adonde íbamos a trasladarnos, porque una ciudad sin mar es una casa sin ventanas.
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    El sol había empezado a hablarme, no como si fuera un papagayo, sino pronunciando claramente, como el comandante de una nave espacial. La temperatura de mi fotosfera es de casi seis mil grados Kelvin, decía carcajeándose como un saltimbanqui y dando volteretas. Había descubierto en la tele que después de que consuma todo su hidrógeno, en varios miles de millones de años, se convertirá en una gigante roja y, luego, en una enana blanca
  • Vants Tesslmje citiraoпре 4 месеца
    incluso la realidad es más ilusoria, más pálida.
  • Vants Tesslmje citiraoпре 4 месеца
    Ellos eran hombres y, a su manera, se permitían hacer lo que les daba la gana.
  • Vants Tesslmje citiraoпре 4 месеца
    Тбой ребенок сирота при жибом отце.
  • Daniela Gozález Lópesje citiraoпре 3 месеца
    Estábamos a comienzos de septiembre y la tristeza del otoño cumplía su destino.
  • Daniela Gozález Lópesje citiraoпре 3 месеца
    «¿Has atravesado toda la ciudad para decirme que tu madre ha muerto?»
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