Estábamos enfrascadas charlando, cuando las demás empezaron a congregarse alrededor de nosotras, una a una, inclusive las dos nuevas que han reemplazado a Miriam y a Dulce, y todas dijeron lo que pensaban. Y no fueron sólo las mujeres educadas —Sina y Asela, Violeta y Delia— las que hablaron. Hasta Balbina se dio cuenta de que algo pasaba y se puso frente a mí, para observarme la boca. Hablé bien despacio, para que ella entendiera que estábamos hablando de amor, de amor entre nosotras las mujeres.