La historia del modelo «democrático», entre las revoluciones del siglo XVIII y el final del siglo XX, queda ya a nuestras espaldas, pero todavía no sabemos qué se está perfilando, y no será fácil que cobre forma. Sin embargo, la mutación está ante nuestros ojos, y la incomodidad que experimentamos al emplear las categorías tradicionales, para que lo que está ante nuestros ojos entre en esas categorías, nace precisamente de la mutación que se está materializando. Haberlo comprendido ya es algo.