Vladimir Nabokov

–No me refería a ella. ¿Quién es el autor de esa obra?

–Ah, sí, desde luego. Una vieja. Clare Nosecuántos. Había un montón de gente allí.

era perfectamente capaz de tener relaciones sexuales con Eva, pero suspiraba por Lilith.[3]

Si a alguien le parece La metamorfosis de Kafka algo más que una fantasía entomológica, le felicitaré por haberse incorporado a las filas de los buenos y grandes lectores

Su moral es absurda, ya que en realidad no se describen ni el bien ni el mal. En general, se dan por supuestos, y la lucha que se entabla es una lucha entre siluetas vacías.

guante se alegra de perderse

«Todo pertenece al mismo orden de cosas, pues tal es la unicidad de la percepción humana, la unicidad de la individualidad, la unicidad de la materia, sea lo que fuere la materia. El único número verdadero es el uno: los demás son mera repetición»

Porque si digo “dos” habré empezado a contar y ya no habrá fin para la cuenta. No hay sino un número: uno. Y el amor parece el mejor exponente de tal singularidad.

Olvídame ahora, pero recuérdame después, cuando haya pasado la parte amarga.

La “torre de marfil” es inaceptable, a menos que se transforme en un faro o en una radioemisora...

Cincinnatus fue a trabajar a un taller de juguetes, donde le destinaron a causa de su pequeña estatura