Flora Davis

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Rodrigo Garcia Zje citiraoпре 2 године
personas que tienen más o menos el mismo status comparten una postura similar
Rodrigo Garcia Zje citiraoпре 2 године
Imagínese que lo están entrevistando por .algún motivo: un nuevo trabajo, un ascenso o lo que sea. Usted ha llegado algo nervioso, pero, ¡oh, maravilla!, el entrevistador ha resultado ser un oyente perfecto. Permanece allí sentado, atento, amable, brindándole toda su atención y dejándolo hablar libremente. Cada vez que usted se interrumpe para ver su reacción, él preguntará algo para indicarle a usted que quiere oír mucho más. Esto hace que usted se sienta muy bien.
Pero, repentinamente, todo cambia: Usted hace una pausa y espera ansiosamente que el hombre le diga algo, y él permanece allí imperturbable. El silencio se prolonga hasta llegar a ser incómodo. Pensando que tal vez no le entendió, usted repite la última frase. Aun así, él permanece silencioso. Entonces usted trata de iniciar otro tema de conversación. Lo hace durante un minuto y luego se vuelve a interrumpir. Nuevamente: silencio. Temeroso de preguntar qué sucede, usted comienza a hablar ahora nerviosamente y los momentos se eternizan mientras busca algo que decir que vuelva a despertar el interés de su interlocutor, y que merezca una respuesta. Por fin usted parece haber dado en el clavo, porque cuando hace una nueva pausa, su entrevistador abre la boca para efectuarle una pregunta interesante y alentadora. Pero ahora, usted se siente acalorado, ruborizado y poco feliz; y antes de que pueda darse cuenta, habrá comenzado a despacharse acerca de la manera en que lo trataba su jefe anterior y todos los jefes en general. Pero ahora cada vez que usted haga una pausa, el hombre formulará una pregunta que exprese interés, y en forma gradual usted volverá a calmarse y olvidará su descontento anterior.
El tipo de entrevista que he descripto no es habitual en modo alguno. Se denomina "entrevista de interacción programada",
Rodrigo Garcia Zje citiraoпре 2 године
También es cierto que los individuos no mantienen relaciones aisladas con otras personas aisladas, sino que viven en medio de todo un sistema de relaciones humanas de tal manera que el desequilibrio rítmico en un punto puede compensarse con el equilibrio rítmico en otro. De esta manera, el hombre que tiene una mujer charlatana podrá tener una buena relación si él es taciturno o si tiene suficiente cantidad de amigos que le permitan expresar sus sentimientos. Si pierde a algunos de esos amigos, puede comenzar a encontrar su matrimonio inaguantable.
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