Fichte y Hegel se negaron a pensar en la primera posibilidad; sólo creían poder obtener resultados por la segunda vía, porque aceptaban la premisa del sistema kantiano de que, en último término, toda realidad se basaba en la razón. Al contrario que sus predecesores, en cuanto se independizaron intelectualmente ambos jóvenes filósofos quisieron demostrar que el aspecto racional de la realidad no era sólo un producto de nuestra capacidad de comprensión racional sino una circunstancia real; afirmaron que el mundo entero era fruto de la actividad de la razón