Disciplina en el aula

La empatía se construye sobre la conciencia de uno mismo; cuanto más abiertos estemos a nuestras propias emociones más hábiles seremos para interpretar los sentimientos de otros. Es difícil percatarnos de lo que los demás sienten si no sabemos identificar y modificar en nosotros mismos las propias emociones. Las claves para ser empáticos son la habilidad para observar y la habilidad para escuchar.

Reconozca el esfuerzo de los demás para encontrar la solución y comprométase a llevarla a cabo. De poco servirán todos los demás pasos si la intención de solucionar el problema no es honesta

La emoción es una tendencia definida para actuar. Una de las funciones de la emoción es, entonces, adaptativa. Para cada situación ambiental, los seres humanos hemos desarrollado la reacción emocional adaptativa correspondiente: la preparación corporal de las respuestas apropiadas a situaciones concretas

La amígdala no sólo regula la emoción del miedo, sino que también interviene en emociones como la culpa, la tristeza, la soledad, el disgusto y la alegría. El cerebro tiene dos sistemas de memoria, uno para los hechos ordinarios y otro para los hechos cargados de emoción; muchas de estas memorias críticas forman parte de nuestro repertorio de experiencias infantiles y afectan nuestro comportamiento como adultos.

Se sabe ahora que el hipocampo -considerado la estructura clave del sistema límbico en el cerebro- es responsable del registro y significado que damos a los patrones perceptuales, es decir, a los estímulos que captamos a través de los sentidos [vista, olfato, tacto, oído y gusto), pero nada tiene que ver con la reacción emocional a ellos. Por ejemplo, en el evento de un asalto, el hipocampo reconoce los hechos: al asaltante, su arma, lo que quiere robar, etc. Pero es la amígdala [estructura cerebral que al igual que el hipocampo forma parte del sistema límbico) la que nos hace reaccionar con temor, terror y ansiedad.

Ser disciplinado es una habilidad concerniente a la inteligencia emocional; por tanto, el maestro puede aplicarlo al desarrollo de estas habilidades a través de su programa disciplinario y contribuir al desarrollo y equilibrio de ambos tipos de inteligencia en sus alumnos. Lawrence E. Shapiro señala que es imposible desarrollar un estilo de maestro dirigido a mejorar la inteligencia emocional de los alumnos sin que muestre también una forma coherente y efectiva de disciplinarlos

el maestro debe ser inteligente emocionalmente para contar con actitudes que le ayuden a regular sus niveles de estrés, que le permitan aplicar con éxito el programa disciplinario y, al mismo tiempo, ser modelo y mediador del desarrollo de habilidades emocionales en sus alumnos

Esto pudiera ayudar al maestro en dos aspectos: la clave para el buen desarrollo de la disciplina dentro del aula es contar con una actitud adecuada para reaccionar y tomar la mejor decisión al anunciar las consecuencias y resolver los problemas, y al mismo tiempo es un modelo para sus alumnos. El maestro recordará que algunos aprendizajes se adquieren por imitación y él puede convertirse en un buen modelo para sus alumnos respecto a comportamientos sociales y emocionales.

tendrá problemas con 80% de los alumnos porque éstos suelen seguir las reglas y se adaptan con facilidad; otro 15% romperá con frecuencia las reglas: estos alumnos son los que se beneficiarán más con el plan de disciplina, ya que les permite autorregularse; el 5% restante será verdaderamente problemático: rompe las reglas de manera constante, reta al maestro y agrede a sus compañeros. En la mayoría de los casos, este tipo de niños tienen problemas neurológicos, pertenecen a una familia disfuncional o están pasando por situaciones difíciles

Cuidarse emocionalmente significa estar consciente del estado emocional actual; de cómo llega a trabajar y de los niveles de estrés que maneja. Esto le permitirá tomar decisiones más acertadas, porque si usted sabe cómo se siente puede separarlo de los eventos ocurridos. Por ejemplo, si usted llega de mal humor al trabajo y está consciente de ello, sabrá que los alumnos no se están portando peor que otros días, sino que es usted quien lo percibe así por el estado emocional en que se encuentra. Entonces procurará no exagerar al elegir y aplicar las consecuencias, lo que sucedería si no estuviera consciente de su mal humor.