Lili, Libertad

Las lágrimas son barquitas

que se llevan las penas

por el Mar de las Mejillas.

Recuerdo que ella dijo –o gritó, porque con la capota quitada había que levantar la voz para entenderse– que en el campo no puedes preferir unos olores a otros. Tenía razón: aspirar embelesado el olor de la hierba y torcer la nariz ante

No hay nada tan expresivo como la cara de un niño pequeño: la boca abierta en una mueca desesperada, los ojos apretados, la piel enrojecida por el esfuerzo... y qué gritos.

Lo del «fin» es un invento de los escritores y de los directores de películas para poder comer. Pero ninguna historia se acaba nunca.

Lili lo estaba
rompiendo todo: el programa y la disciplina

Y se abrieron. Y aú n seguirían abriéndose si no hubiera un límite razonable para lo que un par de ojos humanos pueden abrirse.

hierba es más y más verde cuanto más estiércol recibe.

Las lágrimas son barquitas
que se llevan las penas
por el Mar de las Mejillas

Tenía razón: aspirar embelesado el olor de la hierba y torcer la nariz ante el del estiércol es una hipocresía.