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George R. R. Martin

Danza de dragones

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  • Ivonne Suárezje citiraoпре 7 година
    En las manos adecuadas, un libro puede ser tan peligroso como una espada
  • THE. womanje citiraoпре 8 година
    El hombre no ha nacido para despegarse de la tierra. Si se pasa mucho tiempo en las nubes, ya no quiere volver a bajar.
  • Denis Fdzje citiralaпре 2 године
    —Empezasteis joven.

    —Sí, demasiado, pero siempre es mejor que esperar a que sea tarde.

    «Una puñalada; más vale que haga como si no la hubiera notado.»

    —Entonces estáis casada.

    —No. El padre de mis hijos es un oso. —Alysane sonrió. Tenía los dientes torcidos, pero su sonrisa buscaba en cierto modo congraciarse—. Las Mormont somos cambiapieles. Nos convertimos en osas y buscamos machos en el bosque. Lo sabe todo el mundo.

    —Las Mormont también son luchadoras. —Asha le devolvió la sonrisa.

    —Somos aquello en lo que nos habéis convertido. En la isla del Oso, los niños aprenden pronto a tener miedo de los krakens que salen del mar.
  • Abbie'sje citiraoпре 3 године
    —Un lector vive mil vidas antes de morir —dijo Jojen—. Aquel que nunca lee vive solo una.
  • Denis Fdzje citiralaпрошлог месеца
    …y, sin saber cómo, había vuelto a Invernalia, al bosque de dioses, y estaba mirando a su padre. Lord Eddard parecía mucho más joven. Tenía el pelo castaño, sin rastro de canas, y la cabeza inclinada.

    —… Que crezcan unidos como hermanos y que solo haya amor entre ellos —rezaba—, y que mi esposa encuentre el perdón en su corazón…
  • Denis Fdzje citiralaпрошлог месеца
    Lord Eddard Stark estaba sentado en una roca junto al profundo estanque negro del bosque de dioses, con las blancas raíces del árbol corazón enredadas a su alrededor como los brazos nudosos de un anciano. Estaba limpiando con un paño encerado a Hielo, el mandoble que reposaba en su regazo.
  • Denis Fdzje citiralaпрошле године
    Sé que se pasó la infancia en el exilio y la pobreza, alimentándose de sueños y planes, huyendo de una ciudad a otra, siempre con miedo, nunca a salvo, sin más aliados que un hermano que, según se dice, estaba medio loco. Y que vendió la virginidad de su hermana a los dothrakis por la promesa de un ejército. Sé que por allí, enmedio de la hierba, nacieron sus dragones y, en cierto modo, ella también. Sé que es orgullosa, ¿cómo no iba a serlo? ¿Qué le queda, si no el orgullo? Sé que es fuerte, ¿cómo no va a serlo? Los dothrakis desprecian la debilidad. Si Daenerys fuera débil, habría muerto, igual que Viserys. Y sé que es fiera. Astapor, Yunkai y Meereen lo demuestran. Ha cruzado el mar de hierba y el erial rojo; ha sobrevivido a intentos de asesinato, conspiraciones y hechizos, y ha llorado a un hermano, a un esposo y a un hijo, para reducir a polvo las ciudades esclavistas bajo sus lindas sandalias.
  • Denis Fdzje citiralaпрошле године
    —Me aceptará. Tiene que aceptarme.

    —¿«Tiene que»? —recalcó Tyrion—. Tch, tch. No es algo que a las reinas les guste mucho oír. Sin duda sois el príncipe perfecto: astuto, osado y tan atractivo como podría soñar cualquier doncella. Pero Daenerys Targaryen no es ninguna doncella. Es viuda de un khal dothraki, madre de dragones y saqueadora de ciudades. Aegon el Conquistador con tetas. A lo mejor no está tan dispuesta como creéis.
  • Denis Fdzje citiralaпре 2 године
    A lomos de Drogon se sentía plena. En lo alto del cielo, los pesares del mundo no llegaban hasta ella. ¿Cómo podía renunciar a eso?

    Sin embargo, había llegado el momento. Las niñas podían permitirse pasar la vida entregadas al juego, pero ella era una mujer, reina y esposa, con millares de hijos que la necesitaban. Drogon se había inclinado ante el látigo y ella debía hacer lo mismo: tenía que ponerse la corona y volver a su banco de ébano y a los brazos de su noble esposo.
  • Denis Fdzje citiralaпре 2 године
    Habría preferido volver a Meereen a lomos del dragón, pero Drogon no compartía su deseo.

    Los señores de los dragones de la antigua Valyria controlaban a sus monturas con hechizos de atadura y cuernos mágicos; Daenerys había tenido que arreglárselas con una palabra y un látigo. Montada en él tenía la sensación de estar aprendiendo a cabalgar desde el principio. Cuando fustigaba a su yegua plateada en el flanco derecho, iba hacia la izquierda, puesto que la reacción instintiva de los caballos era la huida; cuando azotaba a Drogon por la derecha, viraba a la derecha, porque el primer instinto de los dragones era el ataque. Aunque a veces no importaba dónde lo golpease: la llevaba adonde le daba la gana. No había látigo ni palabras que hiciesen cambiar de rumbo a Drogon si no le venía en gana. Había observado que el látigo le causaba más molestia que daño; sus escamas se habían vuelto más duras que el cuerno.

    Y por muy lejos que volara durante el día, al caer la noche, el instinto lo impulsaba a regresar a Rocadragón.
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