En un juego dramático que rechaza representar la anécdota, se revelan las grandes preguntas que se plantea la sociedad moderna: una sociedad de mercado en la que el dinero es la referencia de calidad, en la que el compromiso no está dictado por la defensa de unos ideales sino por la defensa de los intereses particulares. Y, al final, el valor de los individuos no reside en lo que son, sino en lo que se puede hacer con ellos.