Abejas en las lindes

AHORA, cuando tus manos

se hunden en mi sexo

y te dejo hacer,

miro la pantalla que vibra,

ignoro el troquel que perfora,

regreso al bosque original.

Soy el animal sin sombra,

un mapa bien recortado.

La memoria también se elige

PARA CONTENER EL SANGRADO

conviene no subirse a los columpios,

evitar el calor propio,

acercarse al frío ajeno,

dejarse congelar,

hacerse un torniquete en la memoria

y apretar las ganas de gritar.

Conviene no alarmarse,

la sangre es muy escandalosa

y los niños son de goma.

LE DARÁS DE COMER ANTES AL HOMBRE.

Pondrás atención en no derramarte.

Harás lo que se te dice

como una niña buena.

Te dejarás usar,

así los cristales estallen a tus pies,

y luego volverás siempre al primer verso.

ESTÁ RAQUÍTICA MI SOMBRA

como las horas de la felicidad.

Enferma de mañanas nubladas

busco un tránsito migratorio

que no tenga que ver

con aires acondicionados o reintegros.

La humedad cubre con saña todos los antídotos.

ASÍ DEBE SER RENDIRSE,

como lo hacen los dóciles,

las atropelladas criaturas

en las carreteras.

De la boca abierta de esta niña

nace un lago de sangre

mientras mira crecer la hierba

Lo que duele la costumbre lo vuelve confortable

SOY EL LUGAR

donde se nacen

las aguas ocultas,

la cueva horadada.

No sé de nacer.

Soy la perversión líquida

que emerge.

HAY UNA NIÑA QUE BRAMA

en esta jaula de costillas.