-Le gustó tanto mi brazo, Smee, que me ha seguido desde entonces, de mar en mar y de tierra en tierra, relamiéndose por lo que queda de mí.
-En cierto modo -dijo Smee-, es una especie de cumplido.
-No quiero cumplidos de esa clase -soltó Garfio con petulancia-. Quiero a Peter Pan, que fue quien hizo que ese bicho me tomara gusto.