Es un devorador paciente;
consume el deseo,
agota lentamente
la esperanza,
y si algún día
se alcanza
lo que parecía desearse
tanto,
ya el tiempo
ha estado desgastando
sin descanso
lo esperado,
y se da sólo
el desencantado encuentro
entre un deseo
por el tiempo
consumido
y algo que el tiempo
ha vulnerado.