El cerebro del artista

La corteza orbitofrontal medial forma parte de los centros de placer y recompensa en el cerebro, y mantiene estrechas interacciones bioquímicas y nerviosas con el sistema límbico encargado de la memoria y las emociones, y estudios previos ya la habían asociado de la apreciación de la belleza. Lo más interesante es que se activa tanto con la percepción de la belleza visual como de la auditiva en un mismo individuo. Ello sugiere que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro, no ligado a un canal sensorial concreto.

Basado en trabajos iniciales de la Universidad de Bristol, la empresa catalana Polyphonic HMI ha creado un programa informático para predecir el éxito comercial de los temas musicales, incluso antes de que hayan salido al mercado. Gracias a un software con una base de datos que recoge los hits de los últimos años, ya es posible vaticinar cuál será la próxima canción del verano. La tecnología se basa en los llamados hits clusters, que son los 45 patrones que siguen las canciones de mayor éxito, como el ritmo, la melodía, el tempo, el beat o la frecuencia.

El arte, como el resto de las funciones del ser humano, es un producto del cerebro y, como tal, podría considerarse la expresión de la funcionalidad neurológica, siendo en gran medida el resultado de cómo el cerebro organiza e interpreta la información sensorial, el único material a disposición del artista

Gombrich consideraba, sin embargo, que habría un modo universal de ser artista, un concepto que ilustró con ejemplos visuales en los que aparecían artistas trabajando, que a pesar de tener estilos muy diversos y ser de épocas muy diferentes, trabajaban de forma muy similar.

La magia de la divulgación es poder explicar ciencia «dura» de manera que «la entienda tu abuela

desde hace miles de años, los pintores tratan de generar en un soporte bidimensional y estático, como una pared de roca o un lienzo, imágenes que se asemejen a su experiencia perceptiva, rica y compleja, del mundo en el que viven. Para ello construyen un lenguaje personal, con su propia gramática basada en una combinación más o menos complicada de patrones y formas, de colores y luminancia, cuyo equivalente psicológico es el brillo o la brillantez

este es el segundo ingrediente: el ser humano precisa, para su bienestar psicológico, estar con otros humanos. La imagen del mundo que nos ofrece nuestro cerebro es una representación (parcial e interpretativa, no «fotográfica») de lo que nos rodea en cada momento y de lo que otros han visto y compartido.

el conocimiento adquirido necesita transmitirse a través de una «cultura»

Una posibilidad para explicar el «comportamiento artístico» reside en que el cerebro humano ha desarrollado una tremenda capacidad de aprendizaje para adaptarse al entorno