El poder de la mujer despierta

El verdadero despertar no llega desde un beso.
Solamente tú puedes ayudarte a despertar. Posiblemente nunca nadie lo hará con más dulzura, sentido, conciencia y amor que tú.

Vivir dormida es vivir esperando.
Vivir dormida es estar desconectada de todo lo que te rodea.
Vivir dormida es vivir en un crecimiento detenido, bloqueado.
Vivir dormida es vivir con los ojos cerrados y perdernos todo lo que sucede alrededor.
Vivir dormida es vivir con los sentidos apagados y no darnos cuenta de nada.
Vivir dormida es todo lo contrario a llenar los años de vida.

Mi deseo es que puedas despertar y así deshacerte del virus de la ingratitud y que puedas recordar desde el Amor. La Gratitud —recordar— será lo que te permitirá mirarte al espejo cada día, cada noche, sonreírte, y recordarte quién eres realmente. Y todo lo que has y han hecho por ti. La gratitud es también dignificar al otro. No es nada difícil y es muy emocionante.

lo que nosotros llamamos “atención plena” en realidad es “recordar volver al momento presente”. Así que, lo mires como lo mires, estar despierta es requisito para recordar, y recordar será necesario para re-conocer al otro. El otro es el/la que me tendió la mano. Es quien me cuidó cuando yo no pude hacerlo. Es la persona que te dijo “estoy aquí” cuando te devoraba la soledad o el miedo.

solamente podremos ser agradecidos si conectamos, ya no solo con lo que nos rodea, si no con todo lo que vivimos.

Tengo la sensación de que, para ser agradecido, hay que tener memoria. Y para tener memoria, hay que prestar atención. Pero, para prestar atención, debemos despertar.

Conviene recordar que gratitud no es decir gracias, del mismo modo que la ingratitud no es no darlas. Ambas tienen que ver con la valoración y el reconocimiento ajeno. Se trata de ser capaz —o no— de reconocer que alguien nos ayudó, que nos echó una mano que nos permitió crecer, aliviar el dolor, o continuar la estela de un sueño.

Debemos aprender a mirar y a poner la atención a nuestro alrededor y así no cometer la torpeza de desperdiciar las oportunidades que la vida nos ofrece.

no todo despertar es una catarsis. Algunos son sutiles, aunque los más frecuentes, como iremos viendo, serán los ruidosos y dolorosos. Esto es así porque en general vivimos dormidas y el ruido tiene que ser estrepitoso si queremos oírlo.

Sé que es difícil, pero todo va bien cuando nos decimos la verdad. Que incómodo al principio, y cuánto alivio después. No puedo despertar si no me digo la verdad: ya sea de mí misma, o del estado de mi relación, o de mi relación con los demás, o con mi cuerpo, y con lo que me rodea.